Participación Ciudadana ¿Cómo la ejercemos?
La participación no es más que el involucramiento de los miembros de la sociedad en los procesos políticos y sociales de toma de decisiones públicas que los afectan en el desarrollo de sus vidas, planes y metas. Es una herramienta para que los ciudadanos participen en las decisiones que tienen una relación con el manejo de recursos y el desarrollo de sus comunidades. Es un derecho más que una licencia de algún gobierno.
Los conocedores del tema han mencionado cuatro tipos de participación en la sociedad, a saber, la social, política, comunitaria y ciudadana. Esta vez conoceremos un poco de la participación ciudadana, su importancia y el estado de esta acción en nuestra sociedad, siendo que es indispensable para construir la democracia y fundamental para que podamos ejercer control sobre la gobernanza y transmitir las preferencias y necesidades de los ciudadanos.
La gestión pública es quien tiene a cargo la creación de los mecanismos de participación ciudadana, no sin que antes, ambas partes (sociedad y estado) comprendan que este es un proceso de doble vía; por un lado, que los órganos institucionales que poseen competencias públicas sean sensibles a las propuestas de la sociedad, y, por otro lado, que la ciudadanía dialogue e incida sobre dichas competencias públicas.
La participación ciudadana nace con los procesos electorales y el ejercicio del voto, eligiendo representantes en los poderes de la república y en las comunidades, pero no termina allí. En Costa Rica tenemos dos principales trabas para que no vayamos más allá después de las elecciones, se trata de la desinformación y la ausencia de motivación.
Por un lado, es inquietante el desconocimiento global sobre la estructura del estado, no se advierten los alcances de las instituciones, las vemos como un “todo” público – ineficaces en su mayoría— pero en ignorancia sobre cómo activar el sistema para la defensa misma de los derechos que tenemos.
“Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente elegidos. Toda persona tiene derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país”. Naciones Unidas, Declaración Universal de Derechos Humanos, Art.21.
Por otro lado, la motivación para participar en la vida de nuestro país se origina en la credibilidad que tenga el gobierno de turno, por ejemplo, hemos visto cómo en los primeros meses de este nuevo gobierno, —en la llamada etapa de luna de miel—, la sociedad se ha interesado —como nunca se han tenido precedentes—, en las conferencias de prensa semanales del consejo de gobierno. Les ha entusiasmado lo que escuchan, les gusta el manejo de la información, la transparencia que se les comunica, no obstante, conforme sé vayan acumulando los fiascos en los cuales los decretos o proyectos de ley firmados no tienen viabilidad y no se le da seguimiento para explicar por qué no pasó lo que se esperaba, el interés actual va a ir en decrecimiento, mermando cualquier interés en una oportunidad de participar e influir.
Ahora bien, estas conferencias, aun si logran sobrevivir y permanecer en el interés de la población, no son suficientes en la tarea de participar, para ello se requiere pertenecer a grupos, ser parte o creador de iniciativas, vigilar a los gobernantes, dar seguimiento para chequear el cumplimiento de acuerdos. No podemos cambiar ni metamorfosear estando en silencio sin generar crítica basada en información constructiva y sin ejercer presión en los organismos y/o instituciones que tengan capacidad de ejecutar cambios reales y no las promesas eternas sin cumplirse.
Algunos de los mecanismos globalmente más conocidos como herramientas de participación ciudadana que debemos estudiar y entender son los recursos de amparo, las acciones de inconstitucionalidad, iniciativas ciudadanas, referéndum, plebiscitos, oponerse a proyectos, buscar oficinas de iniciativa popular, asistir a las convocatorias de los entes reguladores de precios antes que se aprueben aumentos de servicios, ser parte de comités, asociaciones, grupos organizados, juntas.
La invitación es a leer, informarse, aprender, querer hacer, buscar el bien común. Que el bien común deje de ser tan solo un concepto filosófico de antaño y se enfile hacia transformar nuestros corazones. Que el bien común llegue hasta el bagaje de creencias, conceptos y estrategias gubernamentales, que las políticas de seguridad, financieras, sociales y comerciales dejen de desangrar y denigrar al ciudadano común y nos volvamos hacia el tiempo de nuestros bisabuelos para recuperar nuestra paz social.
El reto que todos y todas tenemos por delante en este siglo es vencer nuestra propia naturaleza de egoísmo y de bienestar individual por encima del resto, que cuando “llueva todos nos mojemos”. Estamos en la obligación moral y social de “ser parte de”, con la esperanza de disfrutar el crecimiento de nuestras sociedades, donde cada individuo que forma parte del colectivo sea importante, sea actor, sea beneficiado, sea tomado en cuenta y esté satisfecho.
Empecemos de uno en uno. Empecemos ya.
Las opiniones, comentarios y criterios en este artículo son exclusivos del autor de cada texto. Tales artículos no necesariamente representan la posición de DEMOLAB ni de sus miembros. Cada columnista o escritor(a) es el/la autor(a) intelectual y único(a) responsable de las opiniones, comentarios y criterios que ahí se exponen.